Lo primero que se debe hacer si se sospecha que se padece de Lipedema es acudir al médico de cabecera. Estos facultativos no suelen conocer esta patología, pero es importante mantener todo el proceso empezando con los médicos de familia ya que son con los que se tiene un contacto más continuado y llevan nuestro historial médico.
Se debe pedir que el médico de cabecera derive al cirujano vascular y/o al médico rehabilitador, ya que son ellos los que deben realizar el diagnóstico. Estos especialistas son los que suelen mandar diversas pruebas para confirmar el diagnóstico y sobre todo descartar otras patologías asociadas como el linfedema. Son también los que tienen que recetar las medias de compresión en caso de ser necesarias.
A partir del diagnóstico se deben analizar las opciones de tratamiento según cada caso.
En el diagnóstico se pueden realizar todas o algunas de las siguientes técnicas:
- Observación física.
- Historial médico.
- Historial familiar.
- Pruebas de laboratorio.
- Eco-doppler.
- Linfografía o limfogammagrafía.